Había visto este video que les dejo acá, donde se muestra cómo nos perdemos una gran parte de la vida (que nos pasa por nuestras narices) por tener la mirada clavada en la pantalla de nuestro celular… y como nos olvidamos de hablar…
Luego me tocó experimentar lo genial de charlar con un desconocido y que por ello, deje de serlo, para que luego se desencadene un sinfin de puertas que se abrieron, haciendo de mi viaje, una experiencia mucho más enriquecedora.
Había hecho el check in de mi vuelo a Esquel por internet.Entramos al avión, Paula y Martina venían charlando de temas trascendentales y femeninos, se sentaron juntas. Yo me senté al lado de Andrés.
No sabía su nombre cuando le dije “hola”, pero después del despegue, empecé a conocer vida y obra: por foto me presentó a toda su familia, me comentó sus emprendimientos… Y nos llevó al rental de su amigo, José María, a buscar equipos, y de ahí en más, empecé una de las vacaciones más felices de mi vida.
Esta fue la puerta de entrada a un renacimiento. Hacía 4 años que no esquiaba… un deporte al que llegué de grande, pero que, de cabeza dura y orgullosa, abracé en cuanto le perdí el miedo a las empinadas cuestas que desde arriba se ven mucho más altas.
El tema es que en plena organización del viaje, no me había percatado de que existía la posibilidad que mi cuerpo no resistiera lo demandante que es el ski como deporte.
Así que subí a la base con miedo y con los ojos más abiertos que el ancho de mi cara, porque no podía creer haber sido tan colgada de no haberme dado cuenta de este PEQUEÑO detalle…
Miré la pista desde arriba y me mandé… Y mi cuerpo volvió en el tiempo, se acordó de los movimientos básicos y al rato parecía que casi no había pasado el tiempo…
Esquié durante 5 días, entre nevadas, esquivando snowboarders, con la nariz roja del frío, evacuada por una tormenta de nieve… Y SENTÍ QUE ME QUERÍA MUCHO!
Esquié con condiciones…
Esquié vendada con neoprene: rodillas y tobillos.
Todas las tardes llegaba al hotel y me tiraba en la cama con hielo en las rodillas para ayudar a bajar la fiebre que sube en las articulaciones.
Tomaba un poco más de ibuprofeno de lo habitual y magnesio para que se relajen los músculos.
Los chicos del refugio me ayudaban a sacar las botas todas las tardes porque mis manos nos sirven mucho para esos seguros.
Esquié sin bastones porque no los puedo agarrar, me hacen doler mucho las muñecas…
Pero así y todo, le mandé un mensaje a mi mamá y le dije: “mi cuerpo es lo más!” Y yo, me quise mucho más…
Claramente no era la misma que hacía 4 años… pero era una persona TAN feliz!
Porque cada subida y cada bajada eran únicas… y quien fue “a la guerra” y sintió el dolor físico y la incapacidad que generan este tipo de enfermedades sabe lo que significa cada pequeña batalla ganada a ese dolor y a esa incapacidad que por un momento detienen nuestra vida.
(y mas adelante les voy a contar las cosas increíbles que hace la gente en la nieve, sin piernas, en sillas de ruedas, con muletas, ciegos… hay mucho para hablar acerca de vencer la discapacidad y adaptar lo que sea necesario, porque es posible!)
Pero por sobre todo, esta experiencia me puso de vuelta en un lugar donde pude apreciarme a mi misma y celebrarme. Quererme, apreciarme y valorar los esfuerzos.
Sentí un canto de victoria y de realización. Y lo disfruté muchísimo.
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Y así como todo, es una de cal y otra de arena, es que uno aprende también a apreciar cada momento, como les he comentado en otras ocasiones.
Porque a las dos semanas de este despliegue físico, estando en la casa de mi hermana y cuidando a un perro travieso que se escapa en una milésima de segundo, me quedé atrapada en su casa.
Literalmente atrapada.
Sin tener la fuerza suficiente para abrir la puerta de la cocina, con la angustia de saber que el perro acababa de saltar el alambrado, con la ansiedad de que había gente tocando el timbre y con la desesperación de que en determinados momentos no puedo girar los picaportes que son redondos o las llaves que tienen algún juego, estaba de vuelta sumida en mis limitaciones.
No me gusta sentirme mal conmigo ni ponerme en un lugar de víctima. Y como de afuera no se nota mi condición, esto requiere que explique mucho acerca de cosas que los demás no perciben a simple vista.
Pero díganme si no es de lo mas irónico: hacia dos semanas estaba ba-jan-do montañas y hoy ni siquiera podía abrir una puerta!
En ese momento solo tenía dos opciones: 1) largarme a llorar y esperar que volviera mi hermana; 2) entregarle las llaves por la ventana a los visitantes, explicarles que no podía abrir la puerta desde adentro y una vez adentro pedirles ayuda para buscar al perro…
Así nos pasa… somos guerreros que nos superamos día a día y somos las personas mas vulnerables y débiles al mismo tiempo… todo en un mismo envase y al mismo tiempo.
Me costó aceptarlo. Pero en ese segundo de desesperación con la puerta, entendí que esto es también parte de quererse y quererse bien.
No podemos sólo querer aquellas cosas nuestras que son buenas y exitosas, eso es narcisista y limitado. Tenemos que aprender el verdadero amor, el buen amor hacia nosotros mismos: aquel que guarda TODO lo que somos y que sintetiza realmente las vivencias y nuestras reacciones hacia cada momento que nos toca experimentar.
(Gracias Cari por introducirme a esta canción)
(post dedicado especialmente a PAULA y MARTINA, por hacer de este viaje una experiencia inolvidable y a todos mis nuevos amigos de Esquel por quienes ame esa ciudad)
Qué historia inspiradora Loli!! Muy lindo leerte 🙂
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Excelente Lolon!!! yo tambien me preguntaba lo mismo cuando supe que te ibas!!!!!! pero es así …cuando nos olvidamos de lo que nos aqueja somos capaces de escalar montañas.. casi literalmente en tu caso!!!! te felicito!!!
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Qué bien!!! Hacía mucho no te leía. Hermosas e inspiradoras historias. Besos y abrazos de diciembre!!! Kari.
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Dolo, para mi sos REINITA, Que lindo lo que escribiste y cuanta verdad hay en todo. En el momento menos esperado, uno encuentra momentos, pasiones, amistades, y experiencias, que nunca pensamos que iban a aparecer. Como vos decis este viaje a esquel, fue maravilloso, divertido, con mucha emocion, mucha risa, y muy buenas experiencias, tanto en el deporte, venciendo obstaculos, como en lo emocional, compartiendolo con mi gran amiga del alma, y vos REINITA, a la cual solo te conocia de vista, y resultaste ser una gran persona, divertida, compañera, y me enseñaste mucho. Un gran beso, y que se cumplan todos tus deseos !!!! MArtina
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«No podemos sólo querer aquellas cosas nuestras que son buenas y exitosas, eso es narcisista y limitado. Tenemos que aprender el verdadero amor, el buen amor hacia nosotros mismos: aquel que guarda TODO lo que somos y que sintetiza realmente las vivencias y nuestras reacciones hacia cada momento que nos toca experimentar»
TE QUIERO!!!
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