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Euge empezó a hacer yoga en 2014. Vino motivada a contarme su iniciativa y mientras practicaba e iba sintiendo la concientización y los cambios en su cuerpo, me mantenía al tanto de sus avances. La escuchaba con alegría y cierta frustración.

Siempre fui una persona muy física. En el jardín de infantes tenía «expresión corporal» y con emoción veía venir a Perla, la maestra, cruzando el patio y detrás de ella, ingresábamos, algunas contentas y otras hastiadas, a una clase que al son de un piano viejo nos iba a hacer mover durante una hora.

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A los 6 llegó la danza jazz, y todavía mantengo vivo el recuerdo de mi papá entrando con la caja que contenía la malla fuxia y las medias blancas que amé durante todos los años en que me entraron… Un día dejé el jazz y empecé con zapateo americano: hice sonar esas chapitas durante 3 años, con Liza Minelli y Frank Sinatra de fondo… En el colegio participaba de las carreras de posta y resistencia. Jugué al hockey y al softball. Entrenaba y jugaba los fines de semana con mi equipo. Incluso domingos a la mañana, post boliche y con muy pocas horas de sueño encima!

Y una tarde de 2002, mientras estaba en un trabajo que detestaba, en Long Beach, California, abrí las Páginas Amarillas para buscar algo que hacer y encontré «Clases de Bikram Yoga». Me aventuré a tomar el colectivo, llegar a un lugar nuevo y hacer algo que nunca había hecho y de lo que no tenía idea. Me enamoré de la sensación que me quedó en el cuerpo. Y no lo deje nunca más.

Desde ese entonces probé técnicas,  profesores y estudios. Así llegué a lo de María Julia, luego a lo de Astrid, después Bikram llegó a Argentina, y manejaba una hora de ida y una de vuelta para ir a las clases. Y un día, en 2009 decidí convertirme en instructora.

https://www.facebook.com/bikramyogasanisidro?fref=ts

Llegué Ananda por recomendación de Vic G. y encontré todo lo otro que detrás de una clase de yoga, a lo que hay que prestar atención, lo que hay que ver en cuerpo mientras se entra y sale de una postura.

http://centroanandayoga.com.ar/

Durante el primer año de cursada, seguí yendo a mi estudio en el bajo de San Isidro, disfrutando de las clases de Astrid y viendo cómo mi cuerpo cambiaba y cuánto mejoraba la alineación, la destreza, la habilidad… Estaba en la gloria!

https://www.facebook.com/groups/266595136631/

Pero al iniciar la cursada del 2do año del instructorado, recibí mi diagnóstico y todo lo que le siguió. Al principio no quería decir nada: No quería que se notara. Pero con el tiempo y los brotes empeorando, no lo pude esconder más y un domingo de clases, lo tuve que “blanquear”. nioenojado

No quería sentirme incapacitada o limitada en las posturas… y tampoco quería diferencias ni tratos especiales (todavía estaba luchando con mi ego y bien lejos de la aceptación de mi realidad). Pero los tuve. Tuve que hablar, contarlo, adaptar las posiciones, elegir no hacer algunas o hacerlo de manera asistida.

«YOOOOOOOOOOOOOOO que era una “gran yogui”, que me podía contorsionar como un moño, hacer paros de manos, puentes casi redondos, tuve que volver a empezar.

Todo lo que YO era en yoga, dejé de serlo… Y todo lo que sabía, todo lo que había aprendido, quedaba solamente en mi cabeza, porque mi cuerpo no respondía de la misma manera. Así fue que las almohadillas, mantas, sogas, asistencia, cuidados y atenciones especiales, pasaron a ser parte de mis clases.

Pero un día, Lilian, una de las profesoras, estaba indicándome cómo entrar en una posición y me dijo: “no sabés lo que significa para nosotros poder tomar esta clase con vos, porque desde estas limitaciones les enseñás a todos a ser mejores profesores. No siempre podemos entrenarnos con alguien que nos lleve por sus dificultades. Solamente puede enseñar bien quien lo ha experimentado.”

images (1)Todos necesitamos una palmadita en la espalda: Ese fue el gran regalo ese año. Entender que también podía aportar cosas en la vida de los demás, incluso cuando creemos (erróneamente!) que restamos.

https://dedoloresysonrisas.com/2015/05/26/la-mujer-bionica/

***

Un año después de su declaración incial, Euge vino a buscarme para contarme que en 2015 seguía con sus clases de yoga… Y luego de dar vueltas, me animé a acompañarla después del trabajo, a un estudio insertado en un gimnasio pequeño de Microcentro.

Pero cuando estábamos frente a la puerta esperando que Ana nos invitara a pasar, entré en pánico: no sabía cómo iba a responder mi cuerpo, hacía mucho tiempo que no practicaba y encima era con gente y una profesora nueva, que quizás no me iba a mimar como Astrid o Conny, esto implicaba un “darse a conocer” y mostrar cuáles eran mis limitaciones. Y todo esto me daba vergüenza.

Si! Vergüenza! Porque tenía una imagen de mí misma, de lo «Yogui»que había sido y de todo lo que podía hacer y todo esto ya no era así

http://www.ted.com/talks/ruth_chang_how_to_make_hard_choices

Tuve que respirar hondo y encontrar coraje para superar esta barrera mía y darme cuenta que en cada «volver a empezar» se puede aprender más. Y sobre todo, que no importaba realmente «quién había sido» sino que, la que «era ahora» necesitaba elongar, fortalecer, estirar, reencontrarse y ocuparse del cuerpo que tenía en ese entonces; algo que debo recordarme cada vez que desenrollo el mat de yoga.

Cuán equivocada estaba con todas las ideas que tenía sobre mí, sobre las clases y sobre la gente que participaba! Y cuánto me estaba limitando. Nuestros prejuicios son una limitación enorme, pero son sólo ideas de lo que «debería ser» que ocupan mucho espacio en nuestra cabeza en vez de atender «amorosamente lo que es.»

1469990_10155125860200128_7868180410625477703_nGanamos muchísimo cuando metemos esos prejuicios en el tacho de «No Reciclables» y nos dejamos llevar, confiando en lo que está adelante nuestro. Esto es FLUIR… Y hasta entonces no lo había entendido. Eso es muchísimo más grande que aquello que nos perdemos si nos quedamos en la zona de confort, en la que solemos meternos constantemente. Y de la que claramente, yo no quería salir.

Hoy entiendo el yoga como una práctica que me permite comunicarme y entender cómo está mi cuerpo, qué necesita y qué debo hacer para hacerlo sentir mejor. Lo único que hay que hacer es NO DARSE POR VENCIDO.

Porque por más que hayan 10 o miles de personas en el salón, sobre la colchoneta estamos nosotros con nosotros mismos. Nosotros y nuestro cuerpo. Nadie más. Y como decía la publicidad de una pre-paga, «es el único envase que tenemos». Así que decidí que él y yo vamos a estar juntos, al menos 40 años más, mejor me dedico a generar una buena relación en la que ambos la podamos pasar bien. 

http://elyoga.about.com/od/Yoga-para-principiantes/a/Beneficios-Fisicos-Y-Mentales-Del-Yoga-para-que-sirve.htm

http://yogaesmas.com/yoga-para-principiantes-7-preguntas-frecuentes/

http://www.yogajournal.com/yoga-101/3-yoga-mudras-love-focus-freedom/

Que tengan una buena práctica «mis desarticulados», en cualquier cosa que decidan practicar!

Edición 2015: En el festejo del primer día internacional del yoga, una pequeña celebración y un reconocimiento muy especial y agradecido de mi parte a: Lucre V., Euge, Ana, María Julia, Astrid, Lilian, Yamila, Conny, Vic G. y todos los que me acompañaron y acompañan en mis prácticas, sin quienes JAMÁS podría haber llegado a donde estoy. GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS!

http://www.clarin.com/buena-vida/ser-zen/record-primer-Dia-Internacional-Yoga_0_1377462557.html

5 pensamientos en “todo de nuevo!

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